El Mesías que sufre - Etan Levine (Un Judío Lee El Nuevo Testamento) | Extracto
El
Mesías que sufre
Es
sabido que los pasajes del Siervo de Adonay, incluidos los del Siervo que sufre
a título expiatorio y vicario, en el judaísmo se aplican tradicionalmente a
Israel, debido a que en ocasiones el mismo texto hebreo lo identifica con el
Siervo Adonay. Israel, con sus sufrimientos, redime los pecados de los rabbim, de los «muchos», de la
comunidad.
El Targum de Isaías entiende «mi siervo» de Is 42,1; 43,10; 52,13 en relación con el Mesías. Es curioso ver que el Targum a Is 52,13-53,12 ofrece una traducción mesiánica del pasaje, pero no presenta un Mesías doliente, sino triunfante. Este cambio en el sentido del texto parece obedecer a la polémica contra los cristianos, los cuales utilizaban el cuarto poema del Siervo de Adonay para explicar los sufrimientos de su Mesías, Jesús. Pero el Targum ha mantenido el sentido mesiánico (28).
La versión griega de Aquila, terminada en Palestina a principios del siglo n a. C., traduce Is 53,4 nagua por hafeménon, leproso (la Vulgata traduce quasi leprosus). Parece que esta versión de Aquila supone una traducción anterior, más antigua del Siervo de Adonay leproso. En el Diálogo con Trifón de Justino, el propio Trifón concede varias veces que el Mesías es pazetos, sufriente (29), pero quizá esto se deba al tono polémico del apologista cristiano. El primer texto rabínico sobre el Mesías que sufre se encuentra en TB Sanhedrin 98b, en un texto de ca. 200 d. C.: «En una enumeración de títulos mesiánicos se dice: Y los maestros dijeron 'el leproso’ (biwwara) ; los de la casa de Rabbí dijeron 'el hombre enfermo’ es su nombre, porque está escrito: Ciertamente él ha tomado nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos como un leproso (nagua´) herido y atormentado por Dios (Is 53,4)». Otro texto rabínico se encuentra en TB Sanhedrin 98a (ca. 250 d. C.): en él se dice que el Mesías está sentado a las puertas* de Roma, entre miserables que «sufren» (cf. Is 53,4). Es un texto importante porque alude a la incertidumbre sobre la fecha en que vendrá el Mesías y a su sufrimiento.
Los judíos esperaban con verdadera
impaciencia la llegada del Mesías. Sin embargo, se pensaba que Dios enviaría a
su Mesías solamente cuando el hombre estuviese pronto y dispuesto. Esto es lo
que refleja un antiguo midrás: «R. Yosua ben Leví encontró a Elías a la entrada
de la cueva de R. Simeón ben Yohai. Le dijo: ¿Seré yo de los que tengan entrada
en la vida futura? Elías replicó: Esto sí le agrada al Maestro. Entonces le
preguntó: ¿Cuándo vendrá el Mesías? Elías dijo: Ve y pregúntaselo. Pero, ¿Dónde está? A las puertas de Roma. ¿Y cuál es su enseña? (¿Cómo lo reconoceré?). Se encuentra
en medio de los infelices y desgraciados que cargan con sus miserias y enfermedades
(quiere decir que están heridos y enfermos, lo cual significa que también él se
encuentra enfermo y herido). Todos cubren y vendan sus heridas, pero él cubre y
venda a cada uno por separado, pues piensa: No sea que me descubran y me
detengan. Se fue allá R. Yosua y le dijo: La paz contigo, Maestro y Rabbí. La
paz contigo, hijo de Leví, le replicó. ¿Cuándo llegará el Maestro?, preguntó R.
Yosua. Hoy, le contestó. R. Yosua regresó junto a Elías, y éste le preguntó:
¿Qué te dijo? La paz contigo, hijo de Leví, respondió R. Yosua. Con esto, dijo Elías, os aseguró a ti y a tu padre (un lugar en) el mundo futuro. Habló con
falsedad, dijo R. Yosua, pues me prometió que vendría hoy, y no ha venido.
Entonces, concluyó Elías, quiso decir hoy, si escuchas mi voz (Sal 95,7)» (30).
La idea del Mesías que sufre, detectada en Aquila, discípulo de R. Aqiba,
también se encuentra en otro discípulo de la misma Escuela, R. Dosa (ca.
180d.C.), quien relaciona el texto de Zac 12,12 con la muerte del Mesías ben
Yosef, o sea, el Mesías de Efraín. Tal Mesías sería el jefe de las tropas en
guerra contra Gog, el enemigo escatológico, y moriría en la contienda.
El comentario rabínico alude a Zac 12,10ss:
«Mirarán a aquel a quien atravesaron... la tierra se lamentará» de esta manera:
«¿Cuál es la causa de tal llanto? Rabbí Dosa y los otros rabbís discrepan. Uno
dice. Es por la muerte del Mesías hijo de José; otro dice: Es por la muerte de
la mala inclinación (yeser ra'). Pero vale la primera interpretación, pues está
escrito: «Y ellos mirarán, mirarán a aquel a quien atravesaron y le llorarán
como a un hijo único. ¿Por qué habrían de llorar por la muerte de la mala
inclinación? Eso sería motivo de regocijo y no de llanto» (31). Por su parte, el Targum
a Zac 12,10 dice: «Después el Mesías hijo de Efraín saldrá a librar batalla
contra Gog, y Gog le matará ante las puertas de Jerusalén. Finalmente, R.
Yohanán (ca. 200-279) y R. Aha (ca. 320) entienden Is 53,5 en relación con
los dolores del Mesías. Hay otros testimonios talmúdicos en el mismo sentido,
pero no son muy numerosos (32).
En conclusión: son muy escasos los
testimonios del Mesías que sufre; escasos y tardíos, exceptuando quizá el
testimonio de Aquila, que posiblemente es de tradición precristiana. G. Vermes
comenta a este propósito: «Aunque el origen de esta ideología (el Mesías muerto)
es totalmente incierto, como no hay pruebas de su existencia antes de la
segunda guerra judía (132- 135 d. C.), es razonable suponer que el trágico
destino de Simeón bar Kosiba, muerto en 135 d. C., sea la causa, o una de las causas,
de que se crease tal imagen de un Mesías asesinado» (33). Sin embargo, el tema del
Siervo sufriente del Deuteroisaías, aplicado a Jesús y a su muerte, es básico
para el Nuevo Testamento. Más adelante volveremos a tocar esta cuestión.
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(28) Cf. S. H. Levey, The Messiah: An Aramaic Interpretation. The Messianic Exegesis of the Targum (Cincinnati 1974) 63-67.
29 Diálogo con Trifón 36,1; 39,7; 90,1, etc.
(30) TB Sanhedrin 98a
(31) TB Sukka 52a.
(32) Zimmerli-Jeremías, The Servant of God (Londres 1965) 72-75.
(33) G. Vermes, op. cit., 150.
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